Alguien debería decirle a
este señor que a partir de la quinta vez que acaba de salir del hospital tras cuarenta y un días ingresado, a partir del quinto billete de tren para mañana que le manda su hermana, a partir de la quinta vez que le faltan seis euros para pagar la pensión de su última noche en Madrid, todo empieza a parecer demasiada casualidad
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